"[...] Pero logró ganar altura. Elisenda exhaló un suspiro de descanso, por ella y por él, cuando lo vio pasar por encima de las últimas casas, sustentándose de cualquier modo con su azaroso aleteo de buitre senil. Siguió viéndolo hasta cuando acabó de cortar la cebolla,y siguió viéndolo hasta cuando ya no era posible que lo pudiera ver, porque entonces ya no era un estorbo en su vida, sino un punto imaginario en el horizonte del mar"
Gabriel García Marquez - Un señor muy viejo con unas alas enormes.
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